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Sembrar la palabra, cosechar autonomía

Palabra Tejida Colectiva del Encuentro Nacional de Medios de Comunicación Comunitaria, Indígena y Afromexicana

Por: Eloisa Diez1

Fotos: Abraham Briones y Daniela Bello

Nosotras y nosotros aquí reunidos, habitamos territorios diversos en Chihuahua, Guanajuato, Chiapas, Oaxaca, Morelos, Michoacán, Estado de México, Jalisco, Yucatán, Hidalgo, Puebla, Ciudad de México, Tlaxcala, Veracruz. Venimos de la montaña, del mar, de los valles, de vocaciones campesinas pero también apegados a nuestra tierra en lo subterráneo y en lo aéreo.

Reconocemos que nos importan las palabras que nombran la luz, la perseverancia, la comunidad, el amor, la justicia, las ideas, la palabra escrita, las alegrías, la paz.

Porque hay palabras que son alimento.

Nos importan la alegría, lo escrito, el simbolismo que esta detrás de lo que hacemos. A lo que pertenecemos, siempre.

Somos un grupo muy diverso, resonamos con la palabra autoridad, el trabajo de las mujeres, el cuidado, la expresión oral y todo lo que tiene que ver con la comunicación comunitaria.

Las palabras que nos unen son comunidad, porque cuando tocan a una tocan a todas; identidad, que habla de lo que traemos: café, maíz, tortillas; otra palabra es fiesta, hay productos que nos vinculan como el atole o el mezcal y hablan del proceso de compartir; la palabra resistencia. La importancia del café y de aromatizar nuestra vida.

Nos resuenan palabras como fuego, tierra, mar y madera. A la tierra, al fuego y a la madera les agradecemos que nos proveen de cosas indispensables.

Otras palabras que nos importan son revalorización, identidad, palabra, tejido. Nos gustan las palabras escucha, paciencia, corazón, valor.

Hablamos de la esperanza para cosechar la siembra de alimentos, de agua, de autonomía, de justicia y libertad.

Nos importan palabras como comunidad, economía familiar y artesanías. Traemos lo económico que nos sustenta y representa a nuestra comunidad.

Resonamos con palabras como tradición, salud, multiculturalidad, escucha tejida y empatía. Traemos diversos alimentos, tejidos con los que observamos la naturaleza, los elementos que tejen las palabras e imágenes que expresan nuestros sentires.

Nos importan el símbolo de la paz y la resistencia palestina.

Recordamos con emoción al compañero Hugo Cabrera, ofrendamos este espacio a las personas que desde su quehacer han dedicado su vida a la comunicación y se nos han ido prematuramente.

Nos importan la música y las canciones que hablan de otros tiempos, de cuando se iba a la siembra, la capitana comenzaba a cantar y las más chicas respondían.

Ya se alegran las milpitas que van a reverdecer.
Palomas y tortolitas cantan al amanecer.
Porque ir al campo nunca fue un castigo ni algo triste.

Era la esperanza de vivir felices y autónomos.

Creamos círculos de confianza en los que colocamos al centro la paciencia, el apoyo, respeto del tiempo y los espacios de los demás, cuidado y respeto de niñas y niños que estén con nosotros. Queremos empatía, diversión que fluya. Hablar con el corazón para escucharnos activamente.

Queremos tiempos de descanso y autoregulación. Acuerpamiento entendido como sostenernos, acompañarnos, que se escuchen todas las voces, tenernos paciencia, apapacharnos, respetar los procesos de cada persona. Queremos solidaridad y compañerismo. Una escucha amorosa. Compartir, dar espacio a quienes no hablan tanto. Opinar sin miedo, aceptar la diversidad, construir conocimientos mutuos.

Dejamos fuera de este espacio común la desconfianza, el egoísmo, las burlas, el orgullo, la prepotencia y el pensamiento colonialista. La falta de escucha activa dentro de la convivencia. Los prejuicios y el ego. El juzgar y prejuzgar. Los comentarios racistas, quedarse con las dudas, invalidar conocimientos.

Nos preocupan la violencia y los desaparecidos, los jornaleros y las adicciones que se llevan hacia las comunidades, la sequía que vendrá, las juventudes y el bombardeo mediático, las guerras entre grupos de la delincuencia, la gentrificación y el despojo, la pérdida de tierras agrícolas para desarrollos inmobiliarios. Nos preocupa el despojo del agua por la agroindustria, la simulación en el reconocimiento de derechos indígenas, la pérdida del espíritu campesino, de lucha y de defensa de la tierra, de la lengua, el cambio climático, la persecución y hostigamiento de activistas.

Nos preguntamos ¿qué estamos haciendo desde nuestra labor, desde las prácticas ancestrales y la comunicación comunitaria frente a estas problemáticas?

Estamos fortaleciendo los procesos de comunicación de la defensa del territorio pero también cómo incidir en las modificaciones a la nueva ley.

Estamos buscando que las nuevas generaciones puedan cuestionar el accionar de la comunidad desde la mirada del marco normativo.

Estamos creando contenidos audiovisuales, exhibimos películas que propongan otras miradas, producimos podcast.

Como nos enseña el ámbar, estamos generando y encapsulamos semillas audiovisuales para el mañana.

Estamos hablando de dolor y opresión. Pero también de lo que queremos sanar y compartir.

Estamos aquí para tejer el camino hacia la esperanza, hacia el buen vivir, hacia el territorio.

Resuena ver el universo que somos y las capacidades que tenemos para articular y hacer un frente por lo que viene.

¿Quién dijo que todo está perdido? Hay muchos corazones que vinimos a ofrendar, a nutrirnos, a recoger semillas para nutrir al colectivo pero también a la familia.

Nos sentimos emocionados, emocionadas, motivados.

¿Quién dijo que todo está perdido? Somos muchos corazones aquí.

17 de julio de 2025, Zautla, Puebla, México.


  1. Palabra Tejida generada a partir de las compartencias de los colectivos participantes en el Encuentro Nacional de Medios de Comunicación Comunitaria, Indígena y Afromexicana, realizado del 16 al 20 de julio de 2025 en Zautla, Puebla. ↩︎

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