Por: María Álvarez Malvido
Fotos: Daniela Parra
El 9 de agosto, día Internacional de los Pueblos Indígenas, la ciudad de Oaxaca se convirtió en un espacio de intercambio de experiencias de comunicación indígena y comunitaria de diferentes partes del mundo.
Voces que han hecho de la tecnología un aliado de la identidad y la palabra viajaron desde Perú, Bolivia, Canadá, Estados Unidos, Argentina, Brasil, España, Colombia, Honduras, El Salvador y Sudáfrica para encontrarse en el Foro Internacional de Medios Comunitarios e Indígenas (FIMIC), organizado por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia, la Cultura (UNESCO) en colaboración con el Grupo de Incidencia para el Desarrollo de la Comunicación Indígena y Comunitaria (GIDCIC).
El diálogo se adelantó a la inauguración del evento y antes de empezar el Foro ya se escuchaba el mar de preguntas que no dejaron de intercambiarse durante los tres días del evento entre comunicadores, académicos y actores relacionados a la comunicación comunitaria e indígena. Sus manos ya preparadas con grabadoras para compartir la experiencia a través de las ondas hertzianas de diferentes radios y la inmensidad del Internet.
El encuentro –y reencuentro- entre comunicadores de diferentes países reflejó la red de actores y procesos que se han tejido durante muchos años en defensa del derecho a la comunicación desde los pueblos indígenas y las comunidades; la presencia del IFT como órgano regulador del espectro radioeléctrico en el país y uno de los organizadores del evento, un paso importante en el diálogo entre medios indígenas y comunitarios con el gobierno de México.
Se compartieron los logros y desafíos de diferentes procesos de comunicación desde la Patagonia hasta los territorios del norte de Canadá y se discutieron los marcos regulatorios que administran el espectro radioeléctrico de cada país, donde el común denominador se encontró en la falta de reconocimiento a los medios comunitarios e indígenas, cuyo derecho a la comunicación se convierte en resistencia cuando es limitado por la hegemonía de los medios comerciales, el control del Estado y una regulación en telecomunicaciones tan distante a su realidad.
“Queremos una comunicación con sabor a tierra, no sabor a cemento”, dijo Susana Pacara, comunicadora quechua de Radio Lachiwana y Koka TV de Bolivia, al hablar de la defensa del territorio y sus recursos naturales, un tema retomado por quienes también han hecho de la radio un canal de denuncia a las empresas transnacionales que sólo ven hidroeléctricas en los ríos de Canadá y Honduras, minas en las montañas y desiertos del Abya Yala, y eólicas en la fuerza el viento que atraviesa el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca; una mirada que ha perdido la cercanía que los pueblos mantienen con la naturaleza, y que prefiere silenciar a cambio de intereses políticos y económicos.

Estuvo presente Sandra Patargo, Oficial Adjunta del Programa de Protección y Defensa de Artículo 19, quien habló del contexto de criminalización a radios comunitarias en México y la violencia ejercida desde amenazas e intimidaciones a comunicadores. De de los 11 periodistas asesinados el año pasado, están los nombres de Agustín Pavia y Salvador Olmos, comunicadores comunitarios del estado de Oaxaca. Además, informó, la mayoría de agresiones a radios comunitarias no son por parte del crimen organizado sino de los operativos realizados por el gobierno, funcionarios, o autoridades municipales incómodas con la información difundida, especialmente en temas de territorio.
“Hagámosle el quite a la guerra a punta de estrategia de comunicación”, dijo Soraya Bayuelo, quien actualmente acompaña procesos de producción de contenidos audiovisuales y construcción de memoria histórica a través del Museo Itinerante de la Memoria y la Identidad de los Montes de María, como plataforma de reparación simbólica a las víctimas del conflicto en armado. Así como en las montañas de Colombia, la memoria colectiva de diversos pueblos indígenas defiende en los medios de comunicación un camino para reconstruirse y trascender. “Escuchar es el secreto y contar es la estrategia”, dijo Soraya, con una voz cargada de fuerza, y de recuerdos.
El último día del Foro, las voces de jóvenes compartieron experiencias de autonomía tecnológica como Radio Fogata de Cherán, Agenda Guelatao de Oaxaca, Baobaxia en Brasil, y la red inalámbrica construida por el colectivo Colectivo Ik’ ta K’op en la comunidad tzeltal de Abasolo, en Chiapas, que permite el acceso a Internet y a la Intranet que continúan desarrollando con Software Libre. “Se trata de revalorar la tecnología desde la cosmovisión indígena”, dijo Mariano Gómez, miembro del colectivo.
También se discutió sobre la participación de las mujeres, la autonomía y la sostenibilidad de los medios comunitarios, así como de la necesidad de una política pública que se construya a partir de un diálogo horizontal entre los pueblos indígenas y los Estados.

En la espera de que el Foro se vea reflejado en las decisiones de los funcionarios que estuvieron presentes, en mejores prácticas de los organismos reguladores y en la creación de políticas públicas que reconozcan el valor de la comunicación indígena y comunitaria, el intercambio de experiencias ya trasciende en una red que defiende el derecho a la comunicación indígena y comunitaria desde un tejido más diverso, más fuerte y más visible.
EL OTRO ENCUENTRO
Fuera del protocolo y lejos del escenario que separa por tradición institucional a los ponentes de los escuchas, el diálogo continuó en el Centro de Apoyo al Movimiento Popular Oaxaqueño (CAMPO), con un día de talleres de producción de Podcasts, de redes inalámbricas, de medios para la paz, la vida y el territorio, y un laboratorio técnico de audio, organizados por el GIDCIC y organizaciones aliadas e impartidos por algunos de los comunicadores invitados.
El encuentro continuó también en La Jícara, espacio cultural de la Ciudad de Oaxaca, con las puertas abiertas a quienes quisieran sumarse a los dos días de encuentro y compartencia que siguieron del Foro.
Ahí, las miradas se encontraron más de cerca, las voces también. Se vivió un diálogo profundo y horizontal, que fue también intercambio, proyección audiovisual, baile, desahogo, coraje y resistencia. Fue la colectividad que se genera cuando se encuentran experiencias de medios indígenas y comunitarios desde el norte de Canadá hasta Brasil y Colombia, tejiendo puentes con Cataluña y Palestina, entre un público dispuesto a escuchar y compartir.
Durante la primera charla, participó Vincenzo Tozzi de Red Mocambos, con un video sobre proyectos comunitarios de Brasil, Joaquín Yescas, joven zapoteco de 17 años quien desarrolló una App para aprender su lengua y Ramón Roca de Guifi.net Cataluña para hablar de ese “Otro” Internet que es posible desde las redes inalámbricas y el Software Libre. Finalmente, Les Carpenter, Gretchen King y Laith Marouf, abrieron la discusión sobre los obstáculos que enfrentan los medios indígenas y comunitarios de Canadá, así como la necesidad de un posicionamiento político que se construya desde la articulación de todas las experiencias presentes.
Con la mediación de Peter Bloom de Rhizomatica y Loreto Bravo de Palabra Radio, las preguntas y respuestas saltaron de unas voces a otras para compartir experiencias concretas de sostenibilidad económica, hablar de los desafíos a los que se enfrenta cada medio y las diferentes acciones con las que se ha conseguido defender la comunicación y el conocimiento que resiste en las cosmovisiones de los pueblos indígenas ante la adversidad política, legal y económica que se comparte en los diferentes contextos culturales.
La primera línea de acción que resultó de este encuentro se vio reflejada ese mismo día en la carta dirigida a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Honduras, exigiendo el cese inmediato a la persecución y hostigamiento de las radios comunitarias garífunas que ha acompañado la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH). El listado de firmas de periodistas, comunicadores, académicos, colectivos y medios comunitarios e indígenas que acompaña a la carta es la red vigilante y solidaria que acompaña y visibiliza desde diferentes rincones del mundo la defensa del derecho a la comunicación.
“La muerte me vino a buscar y yo le dije `carajo respeta`”, cantó Soraya Bayuelo al comenzar el último día de conversatorio con la música que la acompaña como bálsamo a raíz del conflicto armado en Colombia; también compartió Silsa Arias, mujer indígena del Pueblo Kankuamo, quien trabaja en la creación de políticas públicas que impulsen la televisión indígena en el mismo país. Finalmente, César Geovany Bernardez, comunicador de OFRANEH, compartió el documental “Bertha Vive” que evidencia el asesinato de la activista Bertha Cáceres en Honduras y la amenaza latente que persigue a quienes defienden la Tierra.
La indignación, compartida entre palabras, como se ha traducido en colectividad y resistencia desde los medios comunitarios e indígenas, nos reunió en un círculo iluminado por velas para cerrar un encuentro que permitió tejer experiencias de todo el mundo en defensa del derecho a la comunicación desde la identidad y la diversidad.
Toda la información del FIMIC en: https://fimic.wordpress.com/