
CARTA DE JOVEN TSELTAL A QUIEN NEGARON LA VISA PARA RECIBIR PREMIO DE ISOC
Después de una amplia convocatoria internacional, 25 jóvenes que han hecho de Internet una herramienta de transformación social fueron reconocidos por Internet Society (ISOC) para reunirse e intercambiar sus experiencias. Mariano Gómez, del Colectivo Ikta K’op, es el joven tseltal de 23 años originario de Abasolo, Chiapas que fue elegido por ISOC después de instalar la red inalámbrica de Internet e Intranet que brindó de conectividad y acceso a la información a su comunidad, donde no hay servicio de telefonía y radio.
El reconocimiento será entregado este 19 de septiembre en Los Ángeles, Estados Unidos, pero Mariano no podrá estar ahí, después de que la embajada de Estados Unidos en México le negara la visa de turista, y con ella la posibilidad de viajar. Por eso, escribió esta carta a ISOC con palabras que hablan de una sociedad a la que le urge escuchar la voz de los jóvenes y entender otras formas de vivir este mundo.
San Martín Abasolo, Ocosingo, Chiapas, México. Agosto 29 del 2017.
Internet Society
ISOC
“Quisieron enterrarnos, pero no sabían que éramos semillas.”
Con todo el respeto que se merecen reciban un fuerte abrazo, desde la puerta de la Selva Lacandona en Chiapas, México. Soy Mariano y tengo 23 años, soy profesor de primaria indígena.
Recientemente fui nominado para ser parte de los “25 menores de 25” de ISOC por Nicolás Pace de Altermundi (Argentina), un amigo y hermano que conocimos cuando visitó nuestra comunidad. Con él compartimos nuestra pequeña experiencia para llevar Internet a comunidades indígenas donde los operadores tradicionales no llegan, esto con un modelo económico y social que tiene principios de la vida comunitaria de los pueblos indígenas. Asimismo, trabajamos en el desarrollo de un servicio de Intranet comunitario sobre nuestra red WiFi, en el que se comparten contenidos educativos, video, audio, archivos, Wikipedia y software. El servicio tiene orígenes en un proyecto escolar denominado Intrabach, el cual tiene contenidos locales en un servidor web, idea que se le ocurrió al Profesor Luis Ramón Alvarado debido a que en la comunidad no había Internet y se necesita enseñar cosas como crear un correo o tan simple como navegar en páginas. Lo curioso de nuestro proyecto es que nadie de nosotros es informático o técnico, hemos obtenido el conocimiento en un estudio autónomo.
Les cuento: muy entusiasmado recibí la noticia de que fui seleccionado para ser parte de esta celebración, me limité a compartir la noticia con mi familia y amigos. Siguiendo el proceso comencé a realizar los trámites para la visa. Por su experiencia, recurrí a Redes por la Diversidad, Equidad y Sustentabilidad A.C. (Redes A.C.) para tener un cita, la cual acudí semanas atrás y realicé todos los pasos correspondientes. Para mi fortuna el día de la entrevista, que duró sólo cinco minutos, fue: «disculpe no aplica a la visa, el motivo se le explica en el siguiente papel».
En un primer momento no sentí nada por recibir tal noticia, pero conforme salí del lugar y caminé comencé a recordar ciertas cosas. Para empezar, cuando me notificaron y pedí ayuda a realizar el trámite, el Consulado de Estados Unidos cobró 160 USD por el trámite, cosa que logré pagar gracias a Redes A.C, pero incluso pensar eso no me dio ningún sentimiento. Lo que sí me molestó (agredió o hizo sentir ofendido, tú decides que palabra poner) e indignó fue que para llegar a esa cita realicé un viaje de 16 horas por camión para llegar a la capital de mi país. Para ello tuve que viajar un día antes de la cita y el primer día caminé por la ciudad y llegué a las oficinas en la cual sólo tardé 10 minutos para la toma de foto y huellas digitales. Posterior a eso tuve que esperar otro día para realizar la entrevista y después de ser notificado que no aplicaba a la visa, teniendo que tomar el camión de regreso a casa.
La explicación que me daban de no aplicar a la visa fue la siguiente: en primera, no lograron identificar la dirección de mi casa, esto debido a que vivo en una comunidad indígena en la cual las calles no tienen nombres; la segunda: no tengo cuentas bancarias con mucho dinero que demuestren que tengo un estatus económico alto, lo cual en ese modelo de mundo, «el que no tiene dinero no vale», y el tercero: soy un joven de una comunidad marginada, del cual mi región es considerada como un de los puntos donde más migrantes viajan a los Estados Unidos de manera ilegal (en donde muchos mueren en el intento). Incluso cuando fue la entrevista me preguntaron si hablaba dos lenguas. Con orgullo respondí que sí, que mi lengua materna es el tseltal, descendiente de la lengua maya y la segunda el español.
Escribo esta carta y cuento mi historia porque es un ejemplo de la realidad de miles de hermanos indígenas o no indígenas que pasan por lo mismo. Es el reflejo de una sociedad con estereotipos en la cual ser parte de un pueblo indígena es considerado como alguien inferior, en la cual no tener una cuenta bancaria y grandes recursos económicos es el sinónimo de nada. El racismo es claramente visible, la sociedad clasificada por el color de piel, lengua, religión y estatus económico para definir un modelo de mundo. Más en estos tiempos que piensan dividirnos entre muros.
Precisamente el Internet ha sido una herramienta para poder expresar lo que sentimos, defender nuestro territorio, comunicarnos y relacionarnos con el mundo exterior. Creemos que con los proyectos que desarrollamos logramos que más comunidades se apropien de la tecnología, y no sólo eso, sino también del conocimiento mismo.
En un primer momento mi ser como pueblo fue ofendido y se sintió trastocado, pero platicando con amigos y la comunidad retomé la idea de escribir esta carta. Me gustaría participar de manera online en las pláticas para conocer y compartir la experiencia. No es posible comparar el sentimiento y experiencia de un encuentro en vivo, pero de algo ayudaría porque considero que si no participo, es lo mismo que quedarme de brazos cruzados ante un sistema que no reconoce a estos pueblos, su forma de ser, su cosmovisión. Creo en la ayuda de ustedes para poder demostrar la presencia de mi pueblo y la de su historia.
También solicito, si es posible, o por lo menos sea considerado la petición debido a lo sucedido, que el gasto que iba a generarse en mis traslados (pago de boleto de avión, hotel, comida y otros gastos locales) pueda ser donada al Colectivo Ik’ ta K’op del cual soy miembro, ya que es posible utilizarlo para obtener un servidor apropiado para el Intrabach (actualmente trabajamos en equipos ensamblados viejos), así como crear nodos repetidores en los cuales podemos apoyar a varias comunidades para realizar enlaces, donde muchas familias sean beneficiadas. En realidad el logro que he tenido no es sólo mío sino de una gran familia de hermanos que hemos hecho, en las que involucra a nuestro colectivo, las comunidades que solicitan el servicio y a todas las organizaciones hermanas que han confiado y apoyado nuestra iniciativa.
Con un fuerte abrazo me despido pidiendo disculpas , y deseando lo mejor.
Mariano Molox
Colectivo Ik’ Ta K’op
www.iktakop.org
iktakop@techiocomunitario.net
Una respuesta a “Mensaje para Internet Society, desde el otro lado del muro”